La excelencia gastronómica castellonense nacida en Vall d'Alba

Por Julio Fontán | Vivimos en el mundo de la inmediatez, de las redes sociales y las prisas. Donde las ciudades nos atrapan convirtiendo al estrés en nuestro compañero de fatigas. Un mundo que se olvida de que detrás de todo esto, existen sencillos placeres como el de abrir una ventana y respirar naturaleza.

Un gesto que puede llegar a ser toda una quimera para la mayoría de urbanitas, pero que se convierte en natural cada mañana para nuestro protagonista.

En la Vall ‘blanca’, como la denominaron los mozárabes, y que desde 1925 defiende su independencia de Vilafamés como Vall d'Alba, nació y reside Miguel Barrera junto a su mujer, Ángela Ribes.

El profesor Barrera, y lo digo así porque su carrera de Magisterio así lo avala, nació en un ‘mas’ de la comarca de la Plana Alta hace poco más de seis décadas, y desde allí, desde su Vall d'Alba, no solamente ha reivindicado su cocina, reconocida en 2013 con una estrella Michelin, también ha recorrido el mundo pregonado las excelencias de su tierra. Enseñando, entre otros, a japonés o mexicanos qué es un arrocito de Castellón, receta original del propio Barrera, el gusto por la ‘tomata de penjar’, la casquería, o que la trufa castellonera es sencillamente la mejor del mundo.

Nuestro protagonista no se siente una estrella, las estrellas que le interesan las ve cada noche desde su ventana. Tampoco cree que sus hijos, metidos en el Derecho una y los idiomas otro, continúen con el trabajo de sus padres, pero todavía se sienten jóvenes para dar mucha guerra, y con estos antecedentes, queríamos conocer un poco más a unos de los grandes embajadores y exponentes de la cocina castellonense, que, sin pecar de chovinismo, es también todo un referente nacional e internacional.

Entrevista completa en el siguiente enlace: PLAERS de la VIDA 117