Alenar, una bocanada de gastronomía y amor a la ‘terreta’

Texto: M. A. Zarapico/Fotos: PdV

En pleno centro de Valencia, en la calle Martínez Cubells, encontramos un establecimiento con raíces gastronómicas en el sabor de la ‘terreta’. Alenar, el proyecto de Jordi Gil, establece sus bases creyendo en el territorio, en su producto de calidad y sus vinos.

 

Al entrar en Alenar (coger aire en valenciano) lo primero que nos llama la atención es el mural que nos recibe; una obra de la artista Gisela Talita en la que vemos un banco de caballas avanzar sobre una posidonia mediterránea. Estamos en un rincón de ‘la terreta’, el proyecto personal de Jordi Gil, natural de Pedreguer, de La Marina Alta, que ha aunado todas las influencias que ama para llegar a una propuesta llena de matices.

 

«Mi pasión era la gastronomía», confiesa. Querer emprender fue la chispa, y de la vida de ingeniero, Gil pasó a mezclar en la coctelera de la inspiración lugares que ama, como Dénia, Jávea, su Pedreguer natal o Valencia y sus bodegas tradicionales. Así nació Alenar. «Somos un bar de tapas y vinos. Hay gente a la que no le gusta esa definición, pero a mí me parece maravillosa. Tenemos una gran barra, preciosa. La gente puede venir a tomar un buen vino. Mi obsesión es tener los mejores vinos del arco mediterráneo, y tenemos una bodega muy interesante». Y es que el copeo de vinos y cava es una de las cualidades de una barra llena de energía y buenas vibraciones.

 

Si nos referimos al vino, Alenar dispone de una amplísima carta de vinos prácticamente monopolizada por las denominaciones de origen de la Comunitat Valenciana. Y es lógico, siguiendo la máxima de Jordi de que «Alenar es terreta, es proximidad». «Si tenemos cosas buenas en nuestra tierra hay que aprovecharlas; si hay cosas maravillosas cerca, hay que tenerlas». Encontramos quesos de Catí, aceite Lágrima de Castellón, agua de Benassal o tomates del Perelló, por citar algunos, que se degustan y comparten en un ambiente compuesto por mesas de mármol y sillas de madera que emiten calidez y cercanía.

 

Carlos Medina y Tomi Soriano, los Two Many Chefs, son los artífices de la carta. «Son dos genios. Los chefs transformaron los hándicaps que puede tener el local en una carta maravillosa». Producto, producto y producto. Así es el santo y seña de Jordi al hablar de la oferta de la bodega, con la ‘terreta’ como punto cardinal. Sabrosos figatells, esgarraet con capellanets y coques de La Marina con Pericana de Bocairent, por ejemplo.

 

Por otro lado encontramos platos como steak tartar, anchoas, sardinas, salazones, conservas premium, navajas con vinagreta de boletus, piñones tostados y caviar de aceite de oliva de la Comunitat Valenciana, o anchoas del chef con miel y albahaca.

Estando en zona de oficinas, entre semana funciona un menú de mediodía con plato principal, y por supuesto, el almuerzo. «El Gastro Esmorzaret Alenar es algo que cuidamos y nos define». Además del preceptivo bocadillo, que puede ser desde pollo a l’ast con patatas al horno hasta el famoso Paquito de cordero con miel del Montgó o figatells con habitas baby, se corona con cremaet y mistela de La Marina.

 

El maridaje mensual es otro atractivo. «El último miércoles del mes invitamos a una de las mejores bodegas de la Comunidad Valenciana y hacemos una cena maridaje con cuatro de sus vinos y cuatro de nuestros platos. Una cena para disfrutar».

 

Once personas integran el equipo de un establecimiento reconocido con un prestigioso Solete Repsol cumple ahora su quinto aniversario, un camino andado «poquet a poquet», como nos indica Jordi; una senda en la que se entrometió la pandemia y en la que pronto surgiría el ‘feedback’ con la clientela. Energía y pasión se pusieron sobre la mesa y Alenar vive un momento feliz que coincide con los cinco primeros años de trayectoria.



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