01
Jul
Vera de Estenas, enoturismo y singularidad
Entre Utiel y Requena encontramos un lugar privilegiado donde se respira historia, tradición y cultura del vino. Hablamos del Pago Vera de Estenas, bodega que ofrece una oferta enoturística de primer orden en la que resaltan las características propias de un lugar con encanto.
Texto: M. Andrés Zarapico / Fotos: Vera de Estenas
Sería en el año 1982 cuando Francisco Martínez Bermell decidiría establecer su proyecto enológico en la Casa de Don Ángel, a la vera de Estenas, riachuelo que desemboca en el río Magro. Allí comenzaría la historia con mayúsculas de una bodega que tiene diversos hitos en su haber. Entre ellos, con gran rotundidad, la apuesta pionera que hicieron hace 25 años por generar un bobal de guarda que es todo un emblema: Casa Don Ángel, un vino con historia que se presentó por primera vez el 19 de mayo del año 2000.
La historia y el poso de la bodega hacen que su oferta enoturística sea atractiva y completa. Félix Martínez, responsable de Vera de Estenas, nos explica que durante la experiencia se puede conocer con detalle el proceso del vino «de la uva a la copa». Además, hay que tener en cuenta una singularidad a resaltar de la bodega. En el año 2013, Vera de Estenas era declarado Pago Vinícola por la Unión Europea, el más alto nivel de calidad de los vinos en una Denominación de Origen propia. A ello le sumamos que nos encontramos que el paraje está altura, rodeado de viñedos, configurando un entorno con mucho encanto.
La bodega más antigua del conjunto está datada en 1876. Y la joya, la Casa Don Ángel, es de 1919. Este edificio está enclavado dentro del estilo del modernismo rural. A las joyas arquitectónicas se suman las joyas enológicas custodiadas en la cava, donde localizamos las botellas de más añada. «Con marca Vera de Estenas, el primero es de la añada 1982», nos cuenta Félix.
Años y años de dedicación al mundo del vino hacen que herramientas y útiles de otras épocas hayan pasado a engrosar un museo en el que podemos examinar múltiples instrumentos, como despalilladoras, bombas de trasiego de vino, prensas muy antiguas o filtros de vino. Es otro de los atractivos de una visita que dispone de tres opciones.
Tres opciones para disfrutar de Vera de Estenas
La visita a la bodega se inicia con un tour didáctico por el viñedo, en el que sus responsables dan detalles sobre las variedades de uvas, el clima y los suelos de la finca. A continuación, se aborda la elaboración del vino, mostrando los depósitos de las fermentaciones, las crianzas en barrica y el proceso de embotellado. Asimismo, se especifican datos sobre la buena conservación de los vinos. La visita a las instalaciones es un viaje por el mundo vitivinícola que se corona con una cata de tres vinos, los cuales varían según la época del año en la que se realiza la visita. «En esta cata se explican nociones básicas para disfrutarla, y se ofrecen embutidos y quesos de la zona, un tentempié», apostilla Félix.
Con una duración aproximada de dos horas, el precio de esta visita con cata de tres vinos es de 15 euros por persona.
La siguiente opción suma a todo lo anterior la posibilidad de comer en la bodega. Durante la comida se dan a catar otros vinos diferentes del abanico que ofrece Vera de Estenas.
La tercera de las opciones que están disponibles es la suma de visita y comida más dormir en la bodega. Y es que la Casa Don Ángel guarda en su interior hotel rural con espacio para nueve personas, acondicionado y totalmente accesible. Vera de Estenas ofrece un proyecto sostenible y siempre en la vanguardia enológica.
Singapureños, norteamericanos, venezolanos, gente de diversas nacionalidades, y por supuesto españoles. Gente de todo el mundo llega a Vera de Estenas atraídos por la cultura del vino. «También predominan los holandeses. He de decir que la oferta atrae mucho al turismo extranjero».
¿A quién está dirigida esta oferta enoturística? «De la forma en la que lo tenemos diseñado nos adaptamos muy bien a cada grupo que viene. Si tienen nociones avanzadas del vino nos ponemos al nivel. Si no saben, empezamos de lo más básico. El vino se toma para disfrutarlo, no hay que ser un experto; hay que disfrutarlo. Y en la cata, por ejemplo, se guía para saber disfrutarlo más, no para ser un entendido».
Como diría Francisco Martínez Bermell, padre de Félix, «no hay secretos, hay que amar al vino». Y en Vera de Estenas se ama el mundo del vino con pasión.
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