Lo que no llegó a soñar Julio Verne

Nou Racó - De Mercado

Ni la imaginación de Julio Verne en sus Veinte mil leguas de viaje submarino fue capaz de intuir, que aquel calamar gigante que divisara el Capitán Nemo se convirtiera con el tiempo en un símbolo de la exquisitez culinaria. Llegado desde la propia Lonja valenciana, el calamar de playa, descendiente de aquel kraken que imagino Verne, se hace acompañar gracias a las manos de Jorge Pardo, de es Mojo picón tan común en la papa arrugá canaria y de la siempre agradecida salsa Mery. Con su aceitito en su tinta, el frescor corteza de limón y un toque alga wakame, darán cobijo a un calamar rebozado en harina de garbanzo y pasado por panko. Crujiente placer en estado puro. Una combinación que nos hace presagiar que cualquier día el mismísimo Nautilus fondeará en nuestra Albufera para reclamar al Nou Racó un cumplido plato de su Calamar crujiente sobre mojo y reducción de su tinta. Tiempo al tiempo.


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